Llegué a la puerta de la farmacia y ahí lo ví. No había como no verlo, estaba parado al lado de la puerta.
Pero no se movía.
Este niño tendría unos 12 años no más, era alto pero claramente tenía esa edad. Estaba con una cesta con queques. Pero estaba quieto, no se movía. La vergüenza u otros pensamientos limitadores lo estaban dejando paralizado, inmóvil.
Me quedé ahí mirándolo un buen tiempo, y en ese tiempo la gente entraba y salía, nadie le hablaba y lo que es peor nadie lo miraba. Pero él seguía ahí.
Apagué el auto y me fui como caminando hacia la puerta, lo miraba de reojo y el seguía sin moverse:
- ¿Que vendes?
Hizo algo como un tartamudeo y tosió, como si su voz pidiera permiso, como si esa voz estuviera en lo más profundo de su alma allá perdida vaya a saber por donde, porque estaba segura que nadie la iba a molestar. Ya estaba acostumbrado a que nadie lo viera ni le hablara.
- Queque, queque, de vainilla y de naranja.
Ahí se paró, claramente no salía a vender todos los días.
- ¿Y a cuanto?
- 10 bolivianos.
- Dame uno -y le dije- amiguito, si no los ofreces no los vas a vender, si la gente te dice que no, no te preocupes, es natural, pero ofreceles, mostrales, que los vean, y de seguro te van a comprar más.
Mi miró, asintió con la cabeza, pero esa mirada estaba perdida, perdida quien sabe en que pensamientos y presiones que no tendría que tener un niño de esa edad que en el medio de la noche estaba vendiendo para ganarse la vida.
Ganarse la vida…
Aldous Huxley en Brave New World escribió en el siglo pasado, en los años treinta, sobre una sociedad controlada donde los niños ya no son criados por sus familias sino por el estado, que se encarga de darles la mejor educación y programación posibles. Esta idea hace 20 años cuando leí ese libro me asqueaba, pero ya no lo hace. Claramente ése panorama, el que imaginó Huxley es mucho mejor que el que tenemos en el mundo actual, dirigiéndonos hacia el año 2030.
Enseñarle a nuestros hijos y menores habilidades de venta es entregarles la mejor arma para hacer frente al mundo. Un niño y adolescente que aprende a vender nunca va a tener problemas económicos. Y si los tiene va a saber como salir de ellos, va a tener las herramientas, el valor y la confianza para poder salir.
Sin tener que pedir permiso, o levantar la mano o cosas peores, para que alguien los vea.
…..